Con una ambientación magistral, Marina Tena nos ofrece un thriller con voz femenina sobre los límites de la inocencia.
Una fría noche de 1986, un grito rompe el silencio de la oscuridad.
Con las primeras gotas de lluvia, un cadáver espera a ser encontrado a los pies del mirador de Zarzaleda, un pequeño pueblo de la sierra de Madrid. Sus habitantes se quedan conmocionados al descubrir que bajo esas asombrosas vistas reposa el cuerpo de Manuel Villaseñor, el joven más prometedor de la zona. La policía no tiene dudas, no ha sido un accidente. Camino sabe que todos van a sospechar de ella. Con su actitud introvertida y su afición por recorrer sola los infinitos senderos de la montaña, nadie la ve con buenos ojos. A la sombra de esos bosques que tan bien conoce, Camino empezará a indagar por su cuenta para descubrir al verdadero culpable. Sabe que Manuel no era ese chico perfecto que todos creen, pero nadie quiere ver ni escuchar la verdad…
Si un árbol cae en el bosque y no hay nadie cerca, ¿acaso hace algún sonido?
Si alguien comete una atrocidad y nunca se descubre, ¿acaso es inocente?