Una dama que siente que la sociedad no la deja respirar, un conde que se ofrece como una brisa para darle paz y un hombre que se esconde detrás de las letras y llega a su vida como un huracán. Los vientos soplan con fuerza para Lady Elizabeth.
Lady Elisabeth Cavendish no está interesada en las ocupaciones de las mujeres, sino en lo que las mujeres pierden por ser mujeres. Como en muchas fiestas, se esconde con una de sus primas para no salir a bailar y hace una apuesta loca, que por supuesto la otra no acepta. Pero poco después, recibe una carta anónima de un hombre que se ofrece a cumplir con los términos de su desafío. El Señor la ayudará a llegar a White’s y, si tiene éxito, requerirá que se determine una compensación. Una oferta que la curiosidad de Elisabeth, a pesar del riesgo que implica, no puede ignorar.
Lord Andrew Beckett, conde de Harlech, se enamora de Elizabeth en el momento en que la ve, pero conociendo su desinterés por el matrimonio, encuentra la manera de seducirla en secreto con propuestas arriesgadas y distracciones imprudentes. Lo que no sabe es que la aleja al mismo tiempo que se acerca a la joven, porque también le ha llamado la atención Lord Beckett.
Lady Elizabeth pensó que por fin había encontrado un caballero con el que ser feliz, pero ahora la aventura la ha pillado desprevenida y se pregunta si ceder a su inconformismo o tener cuidado y no comprometer su reputación en lo más mínimo. convertirse en impedirle casarse con el único hombre al que podría amar.
¿A quién obedecer cuando se enamora de dos hombres, de corazón o de alma?
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